GUERRAS URBANAS.

Verónica Rosero 

Publicado originalmente en: HABITAR, Revista del Colegio de Arquitectos del Ecuador. Circula con Revista Vanguardia. Diciembre 2011. http://www.cae.org.ec


Siendo la guerra un tema muy complejo y amplio, y sin intención de presentarlo de forma reduccionista, he aquí un panorama general para abordarlo desde el ámbito de la arquitectura. Las guerras de inicios del siglo XX provocaron el marco ideológico para los modelos de la arquitectura y la ciudad modernas y sin duda nos dejaron lecciones cuyo aprendizaje ha sido un proceso a largo plazo en el cual aún estamos inmiscuidos. La arquitectura moderna es inseparable de la guerra entre otras razones porque recicló técnicas y materiales desarrollados por el ejército. Así también lo es de los mass media, ámbito que empezó a caracterizarse por una campaña cuidadosamente orquestada sobre la felicidad doméstica, creando una nueva forma de domesticidad de posguerra, un arma poderosa de propaganda utilizada en el periodo de la guerra fría. La máquina es otra de las grandes protagonistas de este proceso; instaurada en el imaginario de la sociedad del siglo XX, permite ahondar en la lectura de las ciudades, conglomerados de actividad humana y maquinaria.

Un claro retrato de esta herencia de la guerra es Koyaanisqatsi: life out of balance”. Este clásico documental que forma parte de la Trilogía Qatsi[i] es un poema audiovisual, una revelación cinematográfica y musical que retrata el  vertiginoso ritmo de las metrópolis y de la maquinización de la ciudad postmoderna y sus habitantes. Parte importante de esta maquinización es la dramática demolición de numerosos proyectos arquitectónicos y la presentación una serie de imágenes de noticieros y spots publicitarios (en su mayoría relacionados con la guerra y el paradigma de la belleza femenina), lo que ayuda a entender la técnica y estética postmodernas, a la vez que establece una crítica de la cultura que lo produjo, en un contexto cargado de patrones espaciales saturados de estimulante información visual.

Si ponemos especial atención en estos patrones espaciales y en las demoliciones arquitectónicas, podríamos decir que hay una nueva guerra declarada que se puede explicar desde el punto de vista de Keller Easterling[ii]. A través del análisis de “productos espaciales” como franquicias, parques tecnológicos, aeropuertos, centros urbanos, etc., Easterling realiza una importante crítica a los paisajes del “turbo-capitalismo”, cuyas políticas están relacionadas con una fuerte industria de demolición de edificios que sugiere una primera instancia de esta especie de “guerra urbana”. Estos escenarios poseen una complejidad que va más allá de identidades y relaciones en una pequeña escala, y poseen “peligrosas máscaras” estrechamente relacionadas con plataformas políticas vinculadas a la arquitectura que hoy en día dan forma  a la expansión y globalización de los paisajes urbanos[iii] en un proceso de renovación urbana acelerado y brutal en el que el valor económico pesa sin ningún reparo sobre cualquier otro mérito posible, histórico o artístico (e incluso ecológico).

¿Cuál es la máscara con la cual se actúa frente a ciertas “reestructuraciones” urbanas? Rem Koolhaas y OMA, comisarios de la exposición CRONOCAOS en la Bienal de Venecia 2010 formulaban la siguiente pregunta: “¿Mal gusto o mala ideología?” La exposición ha tomado como referente la arquitectura de la posguerra, ante la cual existe un actual consenso global de que ésta ha sido un desastre estético e ideológico. “La destrucción generalizada de la arquitectura social de posguerra ha sido provocada por la ira global. En una era en que la conservación no sólo parece una idea omnipresente sino que se considera además una causa noble, se injuria injustificadamente a la arquitectura social que surgió hace cincuenta años”.

Volviendo a citar la Trilogía Qatsi, esta vez con “Naqoyqatsi: life as war”, podemos observar como entre sus primeras imágenes muestran una serie monumentos arquitectónicos cargados de historia y  sin embargo, ya no son lo que solían ser. Estos lugares de la memoria ahora se vislumbran abandonados y deteriorados. Un gran “cero” se reproducirá luego para mostrar un abismo cargado de repeticiones de esta misma cifra. ¿Será acaso el retrato de una especie de “grado cero de la cultura general contemporánea” como lo llama el postmoderno Lyotard?[iv]

¿Cuál es entonces el contexto en el que se ha desatado esta guerra urbana declarada al modernismo? Tentativamente se podría hablar del “Espacio Basura” que comprende la suma total de nuestros logros actuales, en un entorno en el que hemos construido más que todas las generaciones anteriores juntas, y en el que la mitad de la humanidad contamina para producir y la otra produce para consumir. Hay lealtad cero y tolerancia cero, dice Koolhaas, no hay estado `original', la arquitectura se ha convertido en una secuencia dentro de un lapso de tiempo que revela una `evolución permanente'. “La intolerancia de nuestra generación ha sido impresionante: si el mismo criterio (…) hubiera sido aplicado al pasado, por ejemplo por los romanos, no tendríamos vestigio alguno de su cultura”.





[i] La Trilogía Qatsi está conformada por los documentales Koyaanisqatsi (1982), Powaqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002). Director: Godfrey Reggio. EEUU.
[ii] Keller Easterling es arquitecta, urbanita, escritora y actualmente profesora en Yale University. Mediante sus investigaciones y publicaciones excava en las políticas que vinculan a la globalización y la arquitectura.
[iii]EASTERLING, Keller. “Enduring innocence: global architecture and its political masquerades”. Ed. MIT Press Books. 2005.
[iv] RUIZ DE SAMANIEGO, Alberto. “La inflexión posmoderna: los márgenes de la modernidad”. Ed. Akal. Madrid. 2004.

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