VIEJOS EPISTOLARIOS, NUEVOS EPISTOLARIOS

Verónica Rosero

Publicado originalmente en METALOCUS, revista internacional de arquitectura, arte y ciencia. Enero 2013. English version: "Old mailing, new mailing".

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Estimado lector,

Bienvenido a la segunda temporada de In Treatment METALOCUS. El texto que estás leyendo ha sido escrito desde Madrid, la sede de la revista y la ciudad en la que actualmente vivo. Madrid no es mi ciudad de origen, y los textos que hallarás durante los próximos días pertenecen a arquitect@s en la misma condición. En eso radica la riqueza de la sección. Debo decir que las nuevas tecnologías permiten que el enviar y recibir estos textos desde varios países haya sido tarea fácil. Lo digo porque hace un par de años llegó a Madrid una exposición sobre Brasilia en la que podía apreciarse –celosamente expuesta en cajas de vidrio –  la interesante correspondencia entre Niemeyer,  Costa y Le Corbusier, durante su planificación. Bocetos, apuntes con su puño y letra son característicos de estas cartas cuyos valores como documentos son paralelos a su valor como cartas-objeto, un vestigio de una época en la que comunicarse a larga distancia era un acto comprometido y esforzado.


Sumergirse en los epistolarios de los artistas es fascinante; en cada carta hay un mundo por descubrir. Algunos ejemplos a continuación: Henri de Tolouse-Lautrec escribía en 1896 desde París a su madre que había encontrado “un maravilloso apartamento”. A este lugar en la 5th avenue Frochot, invitaría en mayo de 1897 a sus amigos a tomar una “taza de leche”(1). No es una simple anécdota decir que Henri era alcohólico, que mediante esta invitación ironizaba sobre un milk bar recientemente abierto en París, y que tan solo cinco años después de escribir a su madre que en ese apartamento “anhela terminar sus días en paz”, moriría en una de sus habitaciones a causa de sus vicios.


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Si de epistolarios familiares se trata, no se puede escapar el  de Vincent van Gogh y las 650 cartas –muchas de ellas ilustradas –a su hermano Theo, su confidente indispensable. En una de ellas  Vincent  agradece a Theo el envío de “Germinal” de Émile Zola, y le cuenta cómo algunos de sus escenarios los había ya recorrido a pie (2). Antoine de Saint-Exupéry escribía también a Madame Saint-Exupéry, su madre, contándole  sus vuelos, los territorios recorridos, el sudor de su frente o sus dedos congelados por el frío durante algún vuelo (3).

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No hay que olvidar la correspondencia entre amigos como la de Pablo Picasso, Max Jacob y Guillaume Apollinaire, el inseparable trío. Picasso mostraba en su correspondencia una compacta forma de expresión (4); las cartas de un elocuente Jacob eran la evidencia de quien escribe a un confidente (Picasso). Y Apollinaire, en su carta “pipa-y-pincel” (5) enviada a Picasso en 1914, muestra el caligrama en pleno nacimiento: “¡Y yo también soy un pintor!”, escribía. “Creo que es una gran innovación”, intuía acertadamente el poeta.
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No podían faltar los clientes a distancia. Le Corbusier  en 1925 pretendía convencer a una joven pareja, mediante una carta en la que con un “paseo arquitectónico virtual” (sus característicos promenades) con comentarios al pie, muestra a Madame Meyer lo oportuno de su diseño (6).
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A propósito de las recientes festividades, cómo olvidar las cartas que J.R.R. Tolkien, a nombre de Papá Noel, envió a sus hijos, cuando eran pequeños, entre 1920 y 1943. Cada diciembre, los niños recibían las fantásticas cartas ilustradas por él mismo, narrando los más variados y originales sucesos, divertidos o preocupantes, de la vida en el Polo Norte, en donde elfos, trasgos, osos polares, gnomos y otros tantos singulares personajes nutrieron la imaginación de los niños. Hoy se puede apreciar en ellas, de manera implícita, un eco de su obra paralela, y la situación de la Inglaterra de aquellos años. (7)(8) 

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La presente carta es una especie de correspondencia distinta a la expuesta en las líneas anteriores, pero correspondencia al fin. Así también, los correos que han llegado a la dirección-e de METALOCUS con motivo del lanzamiento de la segunda temporada de “In Tretament”, el sofá virtual en el que arquitectos que actualmente se encuentran fuera de su país de origen tendrán un espacio para contarnos sus vivencias y pensamientos. Viena, Ámsterdam, Bruselas, Pekín, Nueva York, Berlín, Múnich, Madrid son algunas de las ciudades de las que recibiremos noticias.

Se agradece que podamos encontrarnos en este “tercer entorno”, que como dice Javier Echeverría, autor de Telépolis, se fortalece a través de experiencias recuperadas de la relación con la naturaleza (primer entorno) y con la ciudad (segundo entorno). Somos cosmopolitas de un segundo entorno sobre el cual escribimos, pero también somos buenos telepolitas, pues aún a millas de distancia y parafraseando una vez más a Echeverría, nos es posible romper con esas estructuras topológicas y métricas, instituyendo ámbitos reticulares, transterritoriales e incluso transtemporales de interacción a distancia, pudiendo así compartir nuestras experiencias e intereses comunes.



En “In Treatment” alguien tal vez te cuente la importancia de encontrar un lugar para vivir como Tolouse-Lautrec. Otro te contará quizá la emoción de recorrer lugares antes conocidos solo en letras, o viceversa, como Vicent a Theo. Que el vuelo ha ido bien, o mal, que si el frío o el calor, aunque no tan fantásticamente como Saint-Exupéry que pilotaba su propio avión. Pasará por ahí algún conciso como Picasso, un elocuente como Jacob, o aquel que ha intuido una gran innovación, como Apollinaire. Por supuesto, estará quien exponga un despliegue de información a través de sofisticadas herramientas tecnológicas, y hasta probablemente, con un poco de suerte, volvamos a encontrarnos con el pictórico “papel-y-lápiz”.  

Quién sabe si algún día la correspondencia del siglo XXI se exponga celosamente en una caja de cristal. Que los epistolarios de ayer son una reliquia, es verdad; que hoy es escaso lo personal del puño y letra, también. Pero no pretendía caer en la nostalgia de un tiempo pasado. Me  alegra que ésta y otras cartas de “In Treatment” te lleguen a ti, lector de METALOCUS, a tu buzón virtual, a tu muro de facebook, twitter o afines, sin importar el lugar del planeta en el que nos encontremos.

Sobre con sello postal del Polo Norte, Diciembre 1924. En: “Cartas de Papá Noel”. El Aleph Editores.
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LEYENDA DE IMÁGENES

(1) Invitación de Henri de Toulouse-Lautrec. Mayo, 1987. París, BNF, Département des Estampes.
(2) Carta ilustrada de Vicent van Gogh para su hermano Theo van Gogh. Mayo, 1885. Amsterdam, Rijksmuseum Vicent van Gogh.
(3) Carta ilustrada de Antoine de Saint-Exupéry para Madame de Saint-Exupéry. París, Archives Nationales.
(4) Tarjeta de Pablo Picasso y Max Jacob para Guillaume Apollinaire. Julio, 1905. París, Musée Picasso.
(5) Carta con caligrama (La Pipa y el Pincel), de Guillaume Apollinaire para Pablo Picasso. Julio, 1914. París, Musée Picasso.
(6) Carta de Le Corbusier para Madame Meyer, ilustrada con el proyecto de la Villa Meyer en Neuilly. Octubre, 1925. París, Foundation Le Corbusier.
(7) Carta ilustrada de J.R.R. Tolkien para sus hijos a nombre de Papá Noel. Oxford, Diciembre 1933. En: “Cartas de Papá Noel”. El Aleph Editores.
(8) Sobre con sello postal del Polo Norte, Diciembre 1924. En: “Cartas de Papá Noel”. El Aleph Editores.

BIBLIOGRAFÍA

DE AYALA, Roselyne; GUÉNO, Jean-Pierre. “Illustrated Letters. Artists and Writers Correspond”. Ed. Abrams. Nueva York. 1999.
ECHEVERRÍA, Javier. “Los Señores del aire: Telépolis y el Tercer Entorno”. Ed. Destino. Barcelona. 1999
LE CORBUSIER. “Le Corbusier et Pierre Jeanneret oeuvre complète”. Vol. 1. 1910-1929. Les éditions d'architecture. Zurich. 1995
TOLKEN, J.R.R. “Las Cartas de Papá Noel”. El Aleph Editores. Barcelona. 2006.  

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