“Caldo de murciélago”. Cuerpo, espacio y territorio

Verónica Rosero[i]

Publicado en Revista TRAMA No. 158. Junio 2020
Número completo disponible en zinio.com

Fragmento de la portada de la publicación Sopa de Wuhan. 2020


La publicación “Sopa de Wuhan”[ii] recoge reflexiones de pensadores como Paul B. Preciado, Alain Badiou, David Harvey, entre otros; una afortunada sorpresa en medio del flujo de información diario, muchas veces desechable. Dada la responsabilidad que implica escribir sobre un tema tan delicado como la actual pandemia, las siguientes líneas se estructuran en base a algunos de los pensamientos de estos reconocidos autores. Preciado, observando la historia de las epidemias de los últimos cinco siglos, asegura que “…cada sociedad pued(e) definirse por la epidemia que la amenaza y por el modo de organizarse frente a ella”, cuestión que se observa a través de las decisiones biopolíticas[iii] de los gobiernos y cómo éstas afectan y ejercen cambios sobre los límites de los cuerpos, de lo privado y lo público, de lo territorial. Todo esto en una sociedad digital que combina las formas de control disciplinario y arquitectónico (a través de instituciones reguladoras como la escuela, la fábrica o el hospital) con formas de control mediáticocibernéticas en lo que Preciado denomina una “prisión blanda” o la “telerrepública de tu casa”.

Lo que la sociedad industrial del s. XIX había separado (la fábrica y el hogar y con ella la distinción patriarcal entre masculinidad y feminidad) la pandemia actual lo ha fusionado y el espacio doméstico aúna hoy actividades productivas y reproductivas[iv]. Para algunxs es una pesadilla: el enclave de la violencia, la ansiedad o la reproducción enferma de roles binarios[v]. Para otros, es la ocasión para analizar la vivienda como un laboratorio de innovación social donde los nuevos límites del (de los) cuerpo(s) generen un nuevo orden global a través de un espacio habitable hiper tecnificado que permita des saturar las infraestructuras de movilidad y por tanto disminuir la contaminación. Ambos casos ameritan su estudio a profundidad. 

Pero como dice Alain Badiou: “esta disciplina de aquellos que pueden obedecer al imperativo ‘quedarse en casa’ debe también encontrar y proponer los medios para que aquellos que ‘no tienen casa’ puedan encontrar un refugio seguro. Podemos pensar para eso la disposición general de los hoteles.”[vi] Esta propuesta aparentemente descabellada es un retrato de una serie de acciones que David Harvey denominaría como “políticas anticapitalistas”[vii]. Así, los gobiernos más neoliberales se han visto obligados a tomar medidas anticapitalistas, a reflexionar sobre el papel la salud pública y sobre cómo la naturaleza ha reaccionado favorablemente ante una pausa del extractivismo desregulado y del hiperconsumo.

Harvey estipula que si la emergencia continúa el tiempo suficiente, podría llevar a cambios culturales.  ¿Será nuestra sociedad capaz de trascender hacia un nuevo modelo? ¿Desde una perspectiva socio-espacial, cuánto tendremos que esperar para que se redefina políticamente el concepto de frontera y se superen las vergonzosas muestras de racismo, xenofobia y aporofobia que hemos presenciado en esta crisis? Se ha popularizado que parte del problema radica en que los ciudadanos chinos consumen comidas con animales exóticos. Dejaré definitivamente esta indagación a los científicos, a quienes por cierto, se les había privado de fondos estatales, pese a cumplir históricamente un papel fundamental en las crisis sanitarias. En referencia al título de la publicación que motiva este texto, en términos simbólicos este “caldo de murciélago” que representa la pandemia del COVID-19 exige redefinir quién es exótico (extraño)[viii], redefinir políticas, comportamientos, fronteras, espacios y sus usos, para ajustar cuentas (deudas) con el ecosistema y el actual sistema social (desigual) que estructura nuestras ciudades, nuestras casas, nuestros cuerpos.



[i] Doctora en Arquitectura, Máster en Proyectos de Arquitectura y Ciudad. Actualmente subdecana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad UTE. Docente de taller de proyectos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central del Ecuador. 

[ii] Amadeo, Pablo, ed. Sopa de Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias. Editorial ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), 2020.

[iii] Preciado explica que entre 1975 y 1976, los años en los que Foucault publicó Vigilar y castigar y el primer volumen de la Historia de la sexualidad, utilizó la noción de “biopolítica” para hablar de la relación que el poder establecía con el cuerpo social en la modernidad. En este sentido, las técnicas gubernamentales biopolíticas son una fuerza “somatopolítica”, una forma de poder espacializado que se extiende en el territorio hasta penetrar en el cuerpo individual. Preciado, Paul B. “Aprendiendo del virus”. En Amadeo, p. 164.

[iv] Productivo en relación a lo laboral remunerado y reproductivo vinculado a cuidados y tareas domésticas, generalmente no remunerado.

[v] Al respecto ver: Bhatia, Anita. Las mujeres y el COVID-19: Cinco acciones que los gobiernos pueden adoptar sin demoras. 26 de marzo de 2020. shorturl.at/dqwB8.

[vi] Badiou, Alain. “Sobre la situación epidémica”. En Amadeo, p. 69.

[vii] Harvey, David. “Política anticapitalista en tiempos de coronavirus”. En Amadeo, pp. 79-96.

[viii] Para Derrida el virus es, por definición, el extranjero, el otro, el extraño. En Preciado, p. 168.


Portada TRAMA no. 158













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