CÓMO ACABAR CON LA CULTURA TEATRAL PRINCIPESCA
Por Verónica Rosero
Publicado originalmente en METALOCUS. Marzo 2013. English version "Getting even with the princely theatrical culture"
NOTAS
Publicado originalmente en METALOCUS. Marzo 2013. English version "Getting even with the princely theatrical culture"
“La
nada eterna está muy bien si vas vestido para la ocasión”
Woody Allen en “Cómo acabar de una vez por todas con
la cultura”.[1]
Cuántas
veces nos hemos encontrado los arquitectos hablando sobre la nada, o, sobre el
vacío y su consecuente lleno y así dilucidar la pregunta del millón en el
gremio: ¿qué es el espacio? Acotemos un poco más esta pregunta: ¿qué es el
espacio teatral? Hacia 1948 en Universidad de La Sorbonne de París se
debatía acerca de los caminos a tomar por la arquitectura teatral moderna. Le
Corbusier exponía "Cread
tarimas por todas partes, (…) y que las buenas gentes hagan comedia ellas mismas,
en cualquier instante".[2] Esto se traduciría como un teatro
espontáneo, esencial, donde el espacio arquitectónico sea casi insignificante.
Sin embargo, el escenógrafo y actor Louis Jouvet se contraponía a este
pensamiento afirmando que “los grandes
modelos de teatro -el greco-romano, el isabelino y el italiano-, son el reflejo
de los ideales de una civilización. Así, a cada época le corresponde su teatro.
El edificio, una vez engendrado por la fuerza del sentir colectivo, se
convierte en la expresión máxima de éste, y adquiere un valor en sí mismo”.[3]
Gropius, por su parte, en los años de la creación de la Bauhaus, también
manifestó su postura: "La obra
teatral, en tanto que unidad orquestal, está íntimamente emparentada con la
obra arquitectónica. Como en la obra de arquitectura todas las partes abandonan
su propio yo en provecho de la animación colectiva superior de la Obra Total;
así, en la obra teatral se concentra una multitud de problemas artísticos,
según esta ley específica, en provecho de una nueva y más grande unidad".[4]
El
debate sobre los espacios y su relación con la representación teatral es muy
antiguo. Desde hace siglos se ha discutido sobre la “condición jerárquica y principesca del hecho teatral y la
recurrente apelación al carácter colectivo, democrático, homogenizador y
abierto”,[5] explica Ignasi de Solà-Morales en su ensayo sobre la
arquitectura teatral española. La discusión oscilaba entre dos tendencias:
a. ¿Se tenía que optar
por aquellas fiestas principescas magnifiscentes donde el espacio ha de ser
cambiante y adecuado para el movimiento de las representaciones del
espectáculo?
b. ¿O se debía asumir una
recuperación de las explicaciones contenidas en el libro V de Vitrubio sobre
los valores arquitectónicos del artefacto teatral, donde una grada distribuye
homogéneamente a los espectadores contrapuestos al espacio fijo del escenario?
Este
debate se aborda en la modernidad vinculado con las inquietudes de las
vanguardias plásticas y manifestaba el deseo de escapar del delimitado ámbito
tradicional del teatro: la caja escénica. Planteándose transformar el espacio
escénico convencional, se negaba tanto lo ilusorio de la perspectiva, como el
anhelo naturalista de llevar la vida a la escena. Los tiempos modernos estaban
transformando profundamente los modos de percepción del espectador. Por tanto, para
ser fiel a las representaciones modernas, el teatro tenía de cambiar, tenía que
volver a proponer la relación entre la acción escénica y el público.[6] Se
debía crear un espacio escénico nuevo, concibiendo formas arquitectónicas
nuevas, ya sea inspiradas en las antiguas, o en géneros marginales o populares,
como el circo o el cabaret, sacudiendo los gérmenes de la institución teatral
tradicional y burguesa. Hoy el espacio de vanguardia es móvil, cambiante; en
él, los puntos de vista son múltiples. En defintiva, aumentar un par de
palabras al título del libro de Woody Allen antes citado: acabar de una vez por
todas con la cultura teatral principesca.
¿Qué
tiene que ver todo esto con Woody Allen? La idea de un cuestionamiento hacia la
forma clásica de hacer y ver teatro anidó en mi cabeza cuando asistí como
espectadora a una adaptación teatral de una película de Allen, “Maridos y
Mujeres”[7] representada en marzo de 2013 en el histórico Corral de
Comedias de Alcalá construido en 1601. Este corral además de ser uno de los más
antiguos de Europa, fue de los primeros teatros españoles. Al no existir
espacios para tal propósito se utilizaba el patio interno de casas plebeyas donde
se instalaba un escenario contra la pared de la casa del fondo. El patio
interior, está hoy cubierto (obra del s. XVIII) y los balcones de los antiguas
aposentos conforman los palcos como lo fueron originalmente y donde en su
momento se establecieron jerarquías según la ubicación. Su disposición es muy
similar a la del teatro isabelino inglés. Sin embargo, el espacio es flexible.
Para la representación de “Maridos y Mujeres” el director prescindió, o más
bien, se liberó de la distribución clásica, llevando el escenario al patio
central con el público distribuido alrededor. La escenografía: una mesa
central, con unas cuantas copas, botellas y revistas. Ocho sofás de tres
puestos, de variados estilos y colores, colocados en pares en cada lado del
espacio cuadrangular. Los sofás están parcialmente ocupados por algunos
espectadores. La dinámica de los actores se apropiaba del lugar utilizando al
público como escenografía, confidente y cómplice. Así se estableció aquella
relación “ideal” actor-espectador descrita por Tadeusz Kantor
(director de teatro, pintor, teórico del arte, escritor, actor, escenógrafo): “la disposición ideal es la ausencia de
separación entre sala y escena. Si las condiciones arquitectónicas
permiten esta relación, tanto mejor”.[8]
Corral de Comedias de Alcalá. 1601. Cubierta del s. XVIII. Reforma de palcos s. XIX. Derecha: suelo de piedra original con foso y tarima superior desmontable, según el tipo de representación. Fotografías © Verónica Rosero.
Los
actores hicieron las delicias del público: la indiscutible calidad de la representación,
la estupenda acústica, la exquisita condición arquitectónica del espacio fue
una experiencia realmente de vanguardia. ¿Qué habría dicho Woody Allen? Me
atrevería a decir que también lo habría disfrutado: se había acabado con la
cultura teatral principesca. ¿Es esto una afirmación, o es este un texto iconoclasta
de la tradición de representación teatral? De ninguna manera. Recordemos que
Allen es el amo de la sátira, y que cuando decidió acabar con su propio referente Igmar Bergman en su
ensayo “El séptimo sello” sólo reafirmaba a la vez que daba un nuevo rol a la
tradición de la que tanto hemos bebido.
A propósito de Bergman y de
la tradición teatral, quiero remontarme a otra obra de Allen: “Muerte”, una
obra en estrecha relación con “El séptimo sello”. Recuerdo haberla representado
con un grupo de amigos estudiantes de arquitectura en los años de carrera en un
pequeño teatro a la italiana. Estábamos lejos aún de tener una consciencia plena
de que así como para la arquitectura moderna el espacio es una categoría
estética central, también lo es en el teatro de las vanguardias históricas, al
cuestionar el lugar teatral a la italiana. Intuitivamente montamos una
representación que hacía un uso extensivo de los corredores entre las butacas
de la platea los cuales hicieron las veces de calle, mientras que el proscenio,
con telón de fondo cerrado y una austera escenografía, hizo las veces de plaza
de la ciudad. Es indiscutible la trascendencia de la ciudad en la obra de Woody
Allen; desde su gran fetiche, Nueva York, hasta los esenciales escenarios de
sus últimas películas como Barcelona o París. Era por ello importante que los
personajes se tornaran aún más urbanos.
“Es momento de que la arquitectura haga cosas
de nuevo y no solo las represente”,[10] comenta Joshua
Prince-Ramus (cofundador de OMA Nueva York). El haber recibido un brillante
casco de obra de color plata al ser designado como arquitecto diseñador del Wyly
Theater en Dallas, le hizo cuestionarse su papel en la arquitectura. Había que
reinterpretar el espacio teatral. Es así como el Wyly Theater es una
conjugación entre tecnología y reflexión sobre un espacio teatral contemporáneo
adaptable a todo tipo de representación. El Wyly Theater es una “máquina
teatral” tremendamente flexible que se reconfigura a sí misma, además de
dialogar con la ciudad y el espacio exterior inmediato a través de sus
versátiles fachadas.
El teatro representa
un texto, lo pone en escena, en un lugar concreto, que se define mediante
el espacio, el tiempo, la luz, el cuerpo del actor, su movimiento, su
voz. En la ciudad el espacio público cumple
la función de telón de fondo para las experiencias vivenciales. Tanto el teatro como la arquitectura cobran sentido a través del evento, tal vez a
la manera de Bernard Tschumi que decía que quizá hace falta “cometer un crimen”
para vivir la arquitectura. La arquitectura y la ciudad son el escenario vacío a
la espera de la representación para darle vida a sus espacios y representar su ideología y configuración.
Recordemos cómo el teatro fue una
de las grandes obsesiones del arquitecto italiano Aldo Rossi al utilizar la
arquitectura como un escenario de de la vida urbana sobre el cual construyó sus
teorías. Rossi se apegó a la concepción clásica de la arquitectura como
escenario del mundo donde el teatro era la expresión de una ideología y de la
relación entre la escena y la vida pública. Desde su perspectiva, no es descabellado
plantearse así una analogía entre el teatro y la arquitectura, donde esta
última se ejecuta bajo estos mismos conceptos a través de un programa (texto) y
un usuario (actor), siendo fundamental conocer lo clásico para así
reinterpretarlo y modificarlo, a la vez que se lee adecuadamente los retos y
necesidades de la actual época.
Teatro del Mundo. Estructura de 25 metros de
alto, sobre una balsa flotante de vigas
de hierro soldadas. Aldo Rossi para la Bienal de Teatro y Arquitectura
de Vencia. 1979.
Time lapse de la transformación del Wyly Theatre. REX/OMA.
Nat: ¿Quién es usted?
La Muerte: La Muerte. ¿No tendría un vaso de agua?
Nat: ¿La Muerte? ¿Qué quiere decir... La Muerte?
La Muerte: ¿Qué diablos le pasa? ¿No ve mi traje negro y mi rostro blanco?
Nat: Sí.
La Muerte: ¿Y le parece que puedo ser Pinocho?
Nat: No.
(…)
Nat: ¿Qué quiere conmigo?
La Muerte: ¿Que qué quiero? ¿Qué le parece que quiero?
Nat: Debe estar bromeando. Estoy en perfecto estado de salud.
La Muerte (sin dejarse impresionar).: Uh-uh. (Mira en derredor.) Es un hermoso lugar. ¿Lo hizo usted mismo?
Nat: Tuvimos una decoradora, pero yo le ayudé. [11]
La Muerte: La Muerte. ¿No tendría un vaso de agua?
Nat: ¿La Muerte? ¿Qué quiere decir... La Muerte?
La Muerte: ¿Qué diablos le pasa? ¿No ve mi traje negro y mi rostro blanco?
Nat: Sí.
La Muerte: ¿Y le parece que puedo ser Pinocho?
Nat: No.
(…)
Nat: ¿Qué quiere conmigo?
La Muerte: ¿Que qué quiero? ¿Qué le parece que quiero?
Nat: Debe estar bromeando. Estoy en perfecto estado de salud.
La Muerte (sin dejarse impresionar).: Uh-uh. (Mira en derredor.) Es un hermoso lugar. ¿Lo hizo usted mismo?
Nat: Tuvimos una decoradora, pero yo le ayudé. [11]
NOTAS
[1] ALLEN, Woody. “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura”. Tusquets Editores. Barcelona. 1980. P. 31.
[2] LE CORBUSIER. "Le Théátre spontané". En: Architecture et dramaturgie. Flammarion Editeur. París. 1950. P. 150.
[3] Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. En: “Teatro: revista de estudios teatrales” No. 5. Alcalá de Henares. 1994. Pp. 159-165.
[4] GROPIUS, Walter. 1923. Ibid. [3] P. 164.
[5] SOLÀ-MORALES, Ignasi. “Arquitectura teatral en España”. Dirección general de arquitectura y vivienda. Barcelona. 1985. Pp. 12-25
[6] Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. Ibid. [3]
[7] “Maridos y Mujeres”. Director: Álex Rigola. A partir del guión de Woody Allen “Maridos y Mujeres”(Tusquets Editores, Barcelona, 2004). Una producción de La Abadía. Temporada febrero-marzo, 2013.
[8] KANTOR, Tadeusz, 1990. Citado en: Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. Ibid. [3]
[9] ALLEN, Woody. “Muerte”. En: “Cuentos sin plumas”. Tusquets Editores. Barcelona, 1975.
[10] PRINCE-RAMUS, Joshua. “Building a Theater that remakes itself”. TED Talks. Octubre 2009.
[11] ALLEN, Woody. “Para acabar con Igmar Bergman. El séptimo sello”. En: ALLEN, Woody. “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura”. Ibid. [1] P. 39.
[2] LE CORBUSIER. "Le Théátre spontané". En: Architecture et dramaturgie. Flammarion Editeur. París. 1950. P. 150.
[3] Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. En: “Teatro: revista de estudios teatrales” No. 5. Alcalá de Henares. 1994. Pp. 159-165.
[4] GROPIUS, Walter. 1923. Ibid. [3] P. 164.
[5] SOLÀ-MORALES, Ignasi. “Arquitectura teatral en España”. Dirección general de arquitectura y vivienda. Barcelona. 1985. Pp. 12-25
[6] Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. Ibid. [3]
[7] “Maridos y Mujeres”. Director: Álex Rigola. A partir del guión de Woody Allen “Maridos y Mujeres”(Tusquets Editores, Barcelona, 2004). Una producción de La Abadía. Temporada febrero-marzo, 2013.
[8] KANTOR, Tadeusz, 1990. Citado en: Antoni RAMÓN GRAELLS. “Teatro y Arquitectura”. Ibid. [3]
[9] ALLEN, Woody. “Muerte”. En: “Cuentos sin plumas”. Tusquets Editores. Barcelona, 1975.
[10] PRINCE-RAMUS, Joshua. “Building a Theater that remakes itself”. TED Talks. Octubre 2009.
[11] ALLEN, Woody. “Para acabar con Igmar Bergman. El séptimo sello”. En: ALLEN, Woody. “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura”. Ibid. [1] P. 39.